Cecilia_Curiel_Eje4_Actividad3
Introducción
Al comenzar del siglo XXI la mayoría de las especies
mexicanas de mamíferos pueden considerarse en peligro de extinción, amenazadas
o al menos con problemas de conservación.
La norma oficial mexicana (NOM-059-2001-SEMARNAT)
proporciona una lista de 295 especies subespecies de mamíferos en alguna categoría
de riesgo. Cervantes (2003), menciona 450 especies de mamíferos terrestres, y
Ceballos y Oliva (2005) reportan 525 especies, reconociendo 230 especies
mexicanas en riesgo. Aproximadamente la mitad de las especies de mamíferos
mexicanos tienen algún cambio en las estrategias de desarrollo, toda esta
riqueza se podría perder en muy poco tiempo.
En la república mexicana se encuentran 10% de las
especies existentes en el planeta, de las cuales alrededor de 50% son especies endémicas,
y su existencia se limita a una determinada zona.
Causas Generales
A pesar de que resulta muy difícil englobar las causas
de desaparición de las especies, podemos decir que en la mayoría de ellas se
debe a la destrucción del hábitat en nuestro país. México tiene
influencia tanto del norte como del sur. Esto hace que se encuentre entre los
cinco países mega diversos del planeta; sin embargo, debido a muchos factores
estamos deteriorando seriamente las selvas del sur, al igual que los bosques y
pastizales del norte, incluyendo por supuesto playas, manglares, etcétera,
reduciendo así la capacidad de los animales por encontrar sitios adecuados para
su sobrevivencia y reproducción.
Grupos Particulares
La gran mayoría de los pequeños mamíferos (roedores,
quirópteros, pequeños carnívoros) ven en la destrucción de su hábitat la
principal causa de su desaparición; sin embargo, es importante destacar dos
grupos, que no son los más numerosos pero sí importantes por las interacciones
que tienen con el ser humano y la poca atención que se les ha prestado en sus
problemáticas de conservación: los mamíferos marinos y los grandes carnívoros.
Mamíferos Marinos
En nuestro país están presentes prácticamente todas las familias de cetáceos, excepto los delfines de río como el del Amazonas, la súper familia Platanistoidea; la beluga y el narval, Monodontidae, y la ballena franca enana, la única de la familia Neobalaenidae. En cuanto a los pinnípedos, de las tres familias sólo falta la de las morsas, Odobenidae. En la familia Balanopteride (verdaderas ballenas) la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales están bajo el régimen de protección especial y una en peligro; 18 miembros de la familia Delphnidae (delfines y orcas); 2 de la familia Keogidae (Cachalotes); 2 de la familia Phocoenidae (marsopas), entre ellas la vaquita marina, y, finalmente, 5 de la familia Zifinidae (ballenas picudas).
En nuestro país están presentes prácticamente todas las familias de cetáceos, excepto los delfines de río como el del Amazonas, la súper familia Platanistoidea; la beluga y el narval, Monodontidae, y la ballena franca enana, la única de la familia Neobalaenidae. En cuanto a los pinnípedos, de las tres familias sólo falta la de las morsas, Odobenidae. En la familia Balanopteride (verdaderas ballenas) la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales están bajo el régimen de protección especial y una en peligro; 18 miembros de la familia Delphnidae (delfines y orcas); 2 de la familia Keogidae (Cachalotes); 2 de la familia Phocoenidae (marsopas), entre ellas la vaquita marina, y, finalmente, 5 de la familia Zifinidae (ballenas picudas).
Los grandes carnívoros
México presenta una gama de carnívoros dentro de su fauna
nativa. Tenemos varios representantes de los carnívoros, los cuales podemos
dividir, arbitrariamente, en dos grupos: los pequeños carnívoros, dentro de los
que encontramos a los zorrillos, las comadrejas, los cacomixtles. Éstos se
encuentran en peligro de extinción, principalmente por la destrucción de su
hábitat, o bien por la caza directa; sin embargo, en la mayoría de los casos
estos animales tienen tasas de reproducción relativamente altas, que les
permiten sobrevivir aún en zonas con alta presión humana, en pequeñas áreas
naturales.

Felinos
De los seis felinos silvestres
(Cervantes et al. 2003) que habitan el territorio nacional,
el más conocido es el Jaguar (Panthera onca). Esta especie de origen
tropical ha sido reconocida como el más poderoso de los depredadores, de ahí
que los antiguos pueblos mesoamericanos dieran gran importancia a su presencia
(Armella et al, en prensa). Este bello animal se distribuía en
todas las zonas tropicales de México. Aunque actualmente se ha encontrado en
todo el sureste, principalmente en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha
localizado en estados del norte como Sinaloa, mientras que en el Golfo se han
reportado jaguares casi hasta la frontera con Estados Unidos y es posible que
entren en ese país.


Osos
Otro grupo importante de grandes carnívoros es el de
los osos. En México alguna vez habitaron las dos especies de grandes Ursidos
Americanos: el Grisli (Ursus arctos) y el Oso Negro (Ursus americanus).
El primero aparece en la NOM-059 con el estatus de extirpado
del medio natural. En México no se conoce la presencia de esta especie desde
los años sesenta del siglo XX. La subespecie que habitaba en nuestro país era
el Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones indican que era
enorme, pues alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos patas, y más de 300
kg de peso. La principal razón de su desaparición fue la cacería
indiscriminada, aunada a su bajo potencial reproductivo. Por ser un carnívoro
cazador se le atribuyó la destrucción de ganado en el norte de México.


Canidos
La familia de los cánidos es la tercera de los grandes
depredadores. Cervantes et al. reconocen cuatro especies de esta
familia: el coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon
cineroargentatus) no están considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son
especies muy adaptables y esquivas, con altos potenciales reproductivos y
omnívoros, por lo que pueden comer prácticamente lo que sea. Dos especies más
de la familia cánido sí aparecen en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes
velox), de la cual se reportan 6 subespecies, todas bajo el criterio de
amenazadas. Su distribución reducida, tamaño pequeño y hábitat específico,
hacen que esta especie esté en peligro de extinción. El lobo mexicano es el
último de los grandes carnívoros que está considerado por la NOM-059 como
extirpado del medio natural. Los últimos ejemplares de que se tenga evidencia
científica, fueron capturados a finales de la década de los setenta en Durango
y Chihuahua. Desde entonces los escasos reportes de aullidos o avistamientos no
han podido ser comprobados.


Entre los mamíferos en peligro de extinción destacan
El oso hormiguero, brazo fuerte,
chupamiel, que vive en las zonas tropicales desde Michoacán en la
vertiente del Pacífico y la Huasteca potosina en la vertiente del golfo hasta
Chiapas y la península de Yucatán. Habita los bosques tropicales y mesó filo de
montaña, y los manglares.


El armadillo de cola desnuda (Cabassous
centralis), que se encuentra exclusivamente en las zonas de acahuales y
pastizales de la Selva Lacandona de Chiapas.


El jaguar (Panthera onca), que habita en los
planos costeros y en las áreas montañosas a lo largo de ambas vertientes desde
el sur de Sinaloa y el centro de Tamaulipas hacia el sur y el sureste por el
istmo de Tehuantepec hasta la península de Yucatán. Se puede hallar en
manglares, el matorral xerófilo y en los bosques tropical, mesó filo de
montaña, espinoso, y el de coníferas y encinos. 



El manatí (Trichechus manatus), que se
encuentra en los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán,
Quintana Roo y Chiapas. Vive en ríos, arroyos, lagunas, cenotes costeros y marinos,
caletas y bahías adyacentes al mar.


El mono araña (Ateles geoffroyi), que puede
ubicarse en los bosques tropicales, selvas altas y medianas de Veracruz, los
manglares de Chiapas, en las zonas de selva baja y en los petenes en Yucatán.


El saraguato (Aloutta pigra), que habita
desde la península de Yucatán hasta Belice y Guatemala; vive en el bosque
tropical perennifolio, incluye selvas lluviosas, bosques de galería y bosques mesó
filos.

El mono aullador (Aloutta palliata), que habita
en México desde Los Tuxtlas, en Veracruz, hasta la Sierra de Santa Marta en
Chiapas y cerca de Juchitán, Oaxaca.


El ocelote (Leopardus pardalis), distribuido a lo
largo de las planicies costeras del Pacífico y del Golfo de México, desde el
estado de Sinaloa y Tamaulipas hacia el sur, incluso en la península de
Yucatán.


El perro llanero mexicano o perrito de la
pradera (Cynomys mexicanus), una especie endémica correspondiente a una
pequeña región de valles y pastizales de la montaña ubicada entre los límites
de los estados de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Zacatecas.


El teporingo (Romerolagus diazi), correspondiente a
una especie endémica sólo localizada en las laderas de las montañas del sur y
sureste del Valle de México y en el Nevado de Toluca. Habita bosques y
zacatonales subalpinos y alpinos a los 3 000 mil a 4 300 m de altura. 



El tigrillo (Leopardus wiedii), que se distribuye
en las zonas costeras del Pacífico y del Golfo de México desde Sinaloa y
Tamaulipas hacia el sur y en la península de Yucatán. Se localiza en el bosque
tropical, en manglares y en el mesó filo.


La vaquita marina (Phocoena sinus), endémica de
México, vive en el Golfo de California. 



Entre las aves están el águila arpía (Harpia
harpyja), el águila cabeza blanca (Haliaeetus leucocephalus), la grulla blanca
(Grus americana), la chara garganta blanca (Cyanolyca mirabilis), la cigüeña
jabirú (Kabiru mycteria), la cotorra serrana occidental (Rhynchopsitta
pachyrhyncha), la guacamaya roja (Ara macao), la guacamaya verde (Ara
militaris), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el loro cabeza amarilla
(Amazona oratrix), el pato realel (Cairina moschata), pavón (Oreophasis
derbianus) y el quetzal (Pharomachrus mocinno).




Las tortugas,
por su lado, enfrentan en las playas mexicanas todo tipo de riesgos que las llevan
a la orilla de la extinción. Entre ellas se encuentran la tortuga marina caguama
(Caretta caretta); la tortuga marina verde del Pacífico o tortuga prieta
(Chelonia agassizi); la tortuga marina verde del Atlántico o tortuga blanca
(Chelonia mydas); la tortuga almizclera chopontil (Claudius angustatus); la
tortuga rivereña centroamericana o tortuga blanca (Dermatemys mawii); la
tortuga marina laúd (Dermochelys coriasea); la tortuga marina de carey
(Eretmochelys imbricata); la galápago de Mapimí (Gopherus flavomarginatus); la
tortuga marina escamosa del Atlántico o tortuga lora (Lepidochelys kempi); y la
tortuga golfina escamosa del Pacífico (Lepidochelys olivacea). 





Conclusión
En general, debido a lo complicada que es la
conservación de los mamíferos en México en los albores del siglo XXI; el
incremento en la población humana, y la destrucción intensiva de las zonas
naturales, en gran medida por problemas de corrupción y la falta de compromiso
con la naturaleza, se reducen cada vez más los hábitats en que viven los
mamíferos silvestres grandes y pequeños. Si bien el cambio de actitud mostrado
por algunas autoridades y la existencia de leyes e instrumentos jurídicos cada
vez más estrictos, permiten albergar la esperanza de que muchas de las especies
encontrarán refugio para estar a salvo y sobrevivir, es claro que solamente a
través de la educación ambiental de la población; la generación de opciones
productivas como el ecoturismo, y los aprovechamientos sostenibles, se
encontrarán estos sitios de manera más sencilla. Los mamíferos siempre
serán una parte importante en la ecología de los ecosistemas que habitan, pero
por su cercanía biológica con el ser humano también serán un importante
atractivo para fomentar actividades de interés ambiental, basadas en la
observación, la escucha y la interacción con estos maravillosos animales.
Referencias Electrónicas
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